jueves, 22 de julio de 2010

¿LA IGNORANCIA COMO MADRE DE TODAS LAS CIENCIAS?

La Historia como todas las ciencias, tiende a verse influenciada por el devenir humano, los historiadores muchas veces sin intención plasman en sus textos las tendencias o las parcialidades que les atormentan. En algunos casos como el de Pio Gil frente a Castro (el cabito), son intencionales, en otros son simples desviaciones no intencionadas que plasmaron las ideas del historiador o torcieron la línea de la historia.
Personajes como Gil Fortul, Pío Gil, Pino Iturrieta, Guillermo Morón, Tulio Chiossone, Laureano Vallenilla Lanz, Ramón José Velásquez, Caracciolo Parra Pérez, Monseñor Carlos Sánchez Espejo o como cualquier otro que mi memoria en este momento no recuerde (ya que son muchos y muy prolíferos los estudiosos de la historia de Venezuela); todos ellos siguieron una línea de pensamiento, su rigurosidad y la línea que trazaron son claras y no generan dudas. Nunca alabaron a un personaje histórico para seis meses después enlodarlo o acusarlo de cualquier barbaridad que se les ocurriera. Estos historiadores realmente escribían sobre nuestra historia, con matices, pero con verdades.
Cosa distinta ocurre hoy cuando vemos como una comparsa de “científicos” han exhumado los restos de Simón Bolívar con la intención de “esclarecer las causas de su muerte”, pretendiendo reescribir la historia y planteando toda una “teoría de la conspiración”.
Esto no es nada nuevo, ya que el personaje que dirige la comparsa, es el mismo que primero alabó a José Antonio Páez y luego lo convirtió en el villano mas abyecto del siglo XIX venezolano. Que habló maravillas del General Manuel Piar, que lo alabó por ser mulato y que luego lo mandó al cajón del olvido cuando encontró en la historia que Piar murió por orden de Bolívar. Si, tal cual suena, Piar fue ejecutado por orden de Simón Bolívar, igual que Miranda murió en La Carraca por culpa entre otros de Bolívar, uno de los oficiales que le capturó y entregó a los Españoles luego de la pérdida de la Primera República, la cual por cierto se perdió por culpa de Bolívar que era el Comandante de Puerto Cabello. Si digo todo esto es porque forma parte de nuestra Historia, esa Historia que ahora se pretende reescribir para convertir a Simón Bolívar en una suerte de Súper Héroe impoluto o angelical, cuya vida carente de mancha debe ser el único ejemplo para todo un pueblo.
No es mi intención hablar mal de Simón Bolívar, sólo dejar claro que fue un hombre con virtudes y defectos, cuya deificación es algo absurdo.
Por otro lado, la teoría de la conspiración que busca reescribir la historia, tiene fines políticos y no históricos, no se pretende realmente demostrar verdades históricas, se pretende es conseguir culpables de un “crimen” cometido hace 180 años. Cualquier forense podrá hablarles de la degradación de las pruebas, cualquier historiador podría decirles lo peligroso que es analizar los hechos fuera de su contexto. Las circunstancias que rodearon la muerte de Simón Bolívar en 1830, obedecen a un contexto histórico cuyas razones y circunstancias no se explican a la luz del contexto histórico del año 2010.
Como simple ejemplo, sin ir más lejos, leamos hoy el decreto de guerra a muerte dictado por Simón Bolívar el 15 de junio de 1813, visto en el contexto de a Campaña Admirable y de la Guerra de Independencia, analizado bajo los parámetros que le rodearon, es una fórmula de guerra aceptable para su época. Ahora bien, saquémosle de contexto, analicémosle a la luz del año 2010 y de su contexto histórico, en ese caso, el autor de tal decreto sería tildado de genocida, de crímenes de lesa humanidad y muy posiblemente sería juzgado y encarcelado por una Corte Penal Internacional.
En igualdad de condiciones, debemos decir que el tratamiento de una enfermedad, las posibilidades de diagnóstico y los recursos forenses para determinar las causas de una muerte en 1830 nada tienen que ver con las de 2010. Por ejemplo, en esa época el uso del arsénico como medicamento para el tratamiento de ciertas enfermedades era común, lo que hoy sería una barbaridad por sus efectos nocivos; las sangrías eran frecuentemente practicadas, los pacientes recibían sanguijuelas o eran sangrados por cortes, procedimiento médico que hoy sería tildado de bárbaro y en algunos casos de mortal, ya que estos constantes sangrados debían generar problemas de hemoglobina, probables septicemias y quién sabe si hasta alguna leucemia. Los emplastos o cataplasmas de mostaza y otras sustancias eran frecuentes, sin contar con que algún paciente pudiera ser alérgico a estos componentes, ¿se imaginan a un médico del siglo XIX frente a un shock anafiláctico producto de una alergia aguda?, su dictamen sería bien particular, ya que su observación estaría condicionada por antecedentes, conocimientos y un contexto totalmente distinto al de la actualidad.
El lector se estará preguntando ¿qué tiene que ver el titulo con todo lo dicho hasta el momento?, la respuesta a esto está precisamente en la ignorancia de quienes creyéndose dueños de todas las verdades pretenden en su gran ignorancia amoldar la ciencia a sus creencias personales o particulares.
Hoy se levanta este neo-científico del siglo XXI, con una teoría sobre cualquier tema que quiera y en su grave ignorancia pretende crear las bases científicas de su teoría forzando a la ciencia, obligándola a aceptar y validar su teoría sin más fundamento que su autoritarismo. Sus colaboradores y subordinados no le contradicen o le explican, le siguen la corriente, muchos de ellos sedientos del dinero que a manos llenas les da para avalar sus tesis científicas, otros simplemente por miedo de perder sus trabajos apoyan cualquier locura que el emperador manifieste. La ciencia por tanto deja de ser la búsqueda de la verdad y se convierte en la justificación de la ignorancia. Si no, cómo se explica que nadie le explique al emperador que su teoría sobre el trueque y la moneda comunal es una terrible demostración de ignorancia en materia económica; o por qué nadie saca de su ignorancia en materia histórica al emperador; o por qué nadie le explica que la tecnología que él descubrió hace 2 meses ya tiene 20 años de existencia y que no es a partir de que el la descubre que comienza a existir. Para él en su inmensa ignorancia todo nace, todo existe sólo cuando él lo conoce.
Todo esto me lleva a decir que en el siglo XXI la ignorancia puede ser la madre de todas las ciencias.