lunes, 14 de diciembre de 2009

Que Terrible el espectaculo de las Elecciones Chilenas

QUE TERRIBLE EL ESPECTÁCULO DE LAS ELECCIONES CHILENAS
Si tal cual suena: que terrible ese espectáculo de las elecciones chilenas. Eso sí, no terrible para los chilenos, sino para nosotros los Venezolanos.
Ver a la gente votando sin problemas, ver al gobierno respetando las reglas de juego y no cayendo en ventajismo, ver a los militares actuar en forma imparcial, ayudando a todo el que lo necesitara, ver por televisión luego de las 4 p.m. en directo como se hacia el escrutinio de los votos, como se contaban uno a uno, papeleta por papeleta; ver como, con un sistema manual, a las 7 p.m., se dio el primer boletín oficial y a las 10 p.m. ya la totalizacion llego al 96%. Ver como la Presidenta se dirigió a votar a pie desde su casa sin guardias ni operativos y luego al final la jornada se dirigió al pueblo, todo, los que votaron por su coalición o los que votaron por el adversario. En fin, que terrible fue para mi ver que la democracia de la que tanto nos vanagloriamos en Venezuela se esfumo y que los venezolanos ni se dieron cuenta en el camino.
Fue terrible para mi, recordar las largas noches en vela esperando un resultado electoral de un sistema automatizado, que transmite en forma inmediata y en tiempo real y que lejos de ser tan expedito como este sistema manual, se demora para dar resultados luego de la media noche.
Fue terrible para mi, pensar que este país que vivió una dictadura de casi 20 años y que retorno pacíficamente a la democracia hace ya 20 años nos de lecciones cívica y de democracia.
Soy sincero, la noche de 13 de diciembre de 2009, cometí un pecado terrible, me confieso públicamente y pido perdón a Dios, sentí una terrible envidia del pueblo chileno. La envidia me corroyó por dentro, ver esa fiesta cívica me enfermo terriblemente, sentí que el espectáculo que observaba como espectador de primera fila era terrible para un Venezolano que lejos de su tierra ve cada vez más distante la democracia en su país.
Quise compartir mi sentimiento con todo el que lo quiera leer como forma de purgar mi pecado, ya que al pedir perdón a Dios por lo que sentía en ese momento, entendí que de nada servía solo pedir perdón, que el arrepentimiento debía ser sincero y que la única penitencia posible era contar a los cuatro vientos el pecado cometido